lunes, 14 de abril de 2014

River tenía que ganar, y ganó


Editorial del triunfo Millonario ante Atlético de Rafaela que le permite seguir soñando con la posibilidad de ganar el campeonato. River quedó como único escolta a un punto del líder Estudiantes de La Plata.

No fue el partido más lujoso, tampoco el más trabajado. No fue el encuentro que mejores sensaciones otorgó, aunque tampoco es que nos fuimos amargados de la cancha. Este es River. Al menos, el River de hoy, de este Torneo Final 2014. Un River que no brilla, pero que tampoco es un desastre. Un equipo que con viento a favor, puede pelear hasta el final, si las lesiones, su estado de ánimo, los rivales y los árbitros se lo permiten.

El triunfo ante Atlético de Rafaela sirve para no apagar el fuego de una fogata que había bajado sus llamas luego de la derrota ante Belgrano, sobre el final. River sacó 12 de los últimos 15, lo que ratifica que está pasando por un buen momento. Llega a la primera final en serio de este campeonato, con la ilusión de conseguir una victoria que lo deposite en la cima de la tabla de posiciones.

Futbolísticamente hablando, el encuentro de ayer deja la certeza de que cuando el conjunto de Ramón encuentra espacios por donde filtrar su juego, termina dañando a su rival. A veces, concretando, y otras haciendo sufrir. Se perdió goles hechos, con Cavenaghi y Carbonero, ambos casi abajo del arco. Erró un penal. Tuvo remates de media distancia que resultaron interesantes, y lastimó con la pelota parada. Es decir, tiene recursos. Sin embargo, también tiene falencias. Sobre todo cuando retrocede. No fue el mejor rival Rafaela para sacar a relucir esas fallas, aunque también es cierto que tuvo dos tiros en el poste y una gran atajada de Barovero ante Albertengo.

River no es más que quienes pelean el campeonato, aunque tampoco es menos. Le convierten pocos goles, genera buenas situaciones de riesgo de cara al arco contrario, es el tercer equipo que más pases tiene, por detrás de Vélez y Newell’s, con casi 400 promedio por encuentro, lo que habla de un buen manejo de pelota, ya que además de la cantidad, la efectividad de toques también es alta, con un 87%.

En conclusión, el Millonario encara el último tercio del campeonato en una posición inmejorable. Dependiendo de sí mismo para, de una vez por todas, volver a gritar campeón. ¿Vale la pena ilusionarse? Claro que sí, aunque con el pie en el embrague, siempre. No vaya a ser cosa que a la hora de pisar el acelerador, se apague el motor. 

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